Transformados a su imagen parte #2
“Sean transformados mediante la renovación de su mente” Romanos 12:2
“El transformará nuestro cuerpo de humillación, para que sea semejante al cuerpo de su gloria” Filipenses 3:21
Algo importante que debemos recordar es que solo el Espíritu del Dios al liberar su poder puede transformar el estado de bajeza y debilidad que produjo el pecado en el ser humano, y hacerlo semejante al cuerpo de la gloria de Jesús el ungido de Dios.
El Espíritu del Señor siempre trabaja valiéndose de tres elementos valiosos:
1. La palabra de Dios. Dios nos dejó su palabra, y el Espíritu utiliza la palabra inspirada. “La palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos…” Hebreos 4:12 Jesús dijo: “Las palabras que yo les he hablado son Espíritu y son vida” Al solo leer su palabra, Dios empieza a hacer cambios en la gente porque la mente es renovada; si a ello le agregamos estudiar y meditar aumenta el poder transformador de la palabra, de la siguiente manera: 2ª. Cor.10:5
- Derriba fortalezas del razonamiento humano
- Destruye argumentos falsos
- Destruye todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios.
- Lleva cautivo todo pensamiento para que obedezca al Señor y Dios.
La palabra de Dios es la verdad que destruye todas las mentiras del diablo.
2. Las personas. Es otro elemento valioso con que trabaja el Espíritu Santo. Con quienes convivimos, nos relacionamos, trabajamos; nadie vive ni crece solo, siempre necesita de alguien en la vida que lo anime, lo aconseje, lo ayude en algún problema. La iglesia es un lugar que Dios ha establecido para que la gente pueda encontrar amor, oración, es un lugar de adoración, aunque rodeado de personas imperfectas y con costumbres diferentes, Dios habita ahí como lo dice su palabra:
“En donde están dos o más reunidos en mi nombre, ahí estoy en medio de ellos”
3. Los diferentes ambientes. Siempre habrá circunstancias favorables y adversas con las que tenemos que vivir, que aunque no quisiéramos tenerlas son necesarias para nuestra formación y transformación, nos ayudan a madurar y a desarrollar carácter.
Habrá enfermedad pero también hay sanidad, habrán derrotas pero también victorias, habrá llanto pero también habrá risas y alegría, La palabra de Dios dice: “Todo tiene su tiempo: Tiempo de sembrar tiempo de cosechar, tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de lamentar y tiempo de celebrar.
Toda adversidad tiene un propósito en nuestra vida. La palabra de Dios nos habla de muchos casos de adversidad, pero el más significativo fue la muerte de Jesús el justo y sin pecado que trajo salvación y vida al mundo.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él crea, no se pierda sino que tenga vida eterna.” Juan 3:16