La presencia de la gloria de Dios es única, tal como lo narra el libro de los Hechos que escribió Lucas. Está lleno de vivencias tan reales como es Dios.

“Cuando comencé a hablarles, el Espíritu del Señor descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros” Hechos 11:15

Dios es sobrenatural en todo lo que es y hace, lo vemos en una creación maravillosa, después en un diluvio, más tarde cuando el pueblo de Israel sale de Egipto en medio de portentos. Cuando Jesús el mesías nace, parte la historia de la humanidad en dos y  a partir de ese acontecimiento glorioso empiezan a manifestarse hechos poderosos hasta nuestros días y a la espera de los últimos sucesos que van a estremecer a todo el mundo.

Los primeros discípulos fueron testigos y ellos mismos fueron partícipes de la gloria de Dios. Veamos una de esas experiencias sobrenaturales en la que participaron dos hombre en dos casas diferentes que al unirse sucede algo maravilloso.

Cornelio un soldado romano y su familia con el deseo sincero de buscar más de Dios, con mucho temor a Dios oraba continuamente, ofrendaba al pueblo de Israel y ayudaba al necesitado. El otro personaje de esta historia era el discípulo Pedro hospedado en Hope.

Mientras Pedro oraba en la azotea de la casa, los dos casi el mismo tiempo tuvieron una visión en la que Dios por medio de un ángel y de su Espíritu les habló para que se juntaran y experimentaran el poder y la presencia de Dios, no en el templo sino en una casa.

Como este suceso glorioso del primer siglo, han sucedido hasta nuestros días grande avivamientos que han tenido cosas en común, temor de Dios, corazones compungidos, confesión de pecados, oración, cantos que exaltan al Señor, un anhelo ferviente de buscar más de esa gloriosa presencia en la cual el personaje central es Dios, su hijo y el Espíritu de Dios. Llenarnos del Espíritu de Dios debiera de ser nuestra constante oración y búsqueda más que cualquier otra cosa de nuestra vida.

1. Para ser cristianos fieles a Dios y a la iglesia a la que pertenecemos

2. Para servir con fervor y gozo, somos llamados a servir, no a ser servidos, a dar más que a recibir.

3. Para ser comprometidos son una iglesia que ha permanecido por casi 40 años con compartiendo el mensaje de vida y paz.

4. Para mantener una sana enseñanza que nos ha transformado; Jesús murió, resucitó y ascendió.

5. Para ver más hechos poderosos de la gloria de Dios, siguiendo el modelo de Jesús y los primeros discípulos, según los escritos de los evangelios y el libro de Hechos. Marcos 16:15,

6. Para hablar sin temor y con valor el mensaje de salvación y vida eterna a todos (4:31,33)